Hay una impronta muy dentro en el vientre de cada una de nuestras células. Un espacio que despierta cuando los ojos se inyectan de miedo. Cuando todos los colores se tornan grises en cada respiración. Dura pocos segundos en algunas especies; en otros, es intermitente como en una fractura conminuta sin auxilio. Hay un grito último en todos, cuando mostramos los dientes, reclamando inmortalidad.
Hoy salió el sol y sonrío.
11 de septiembre de 2020, 14:23 h
P.D. : Oso cavernario, bien preservado. Edad aproximada 39 000 años. Siberia