«Quién necesita una vida generosa en experiencias cuando dispone de tiempo para la reflexión…y de un invernadero», nos dice la autora.
Para continuar recitándonos » Cuenta la leyenda que Emily Dickinson se negó a salir de la casa familiar durante los últimos años de su vida; en muchas ocasiones, ni siquiera le apetecía caminar más allá de su propia habitación… Tenía un sentido del humor -diríamos- peculiar: cuando una mendiga le preguntó por un hogar en el que resguardarse, Dickinson le indicó la dirección del cementerio, «para ahorrarle una mudanza».
P.D.
Elena Medel, Todo lo que hay saber sobre poesía. Segunda edición. Editorial Planeta, Barcelona, 2018, p. 180