Hoy salió como de costumbre el hipopótamo a trabajar. Se puso un mandil blanquísimo que resaltaba el azul de su estetoscopio. La montura de sus lentes, enmarcaba su buen ánimo y se mostró diligente para atender a los veinte o veinticinco pacientes en espera. «Esta vez no voy a refunfuñar» – se dijo a sí mismo. Apenas entró al establecimiento de salud, cuando de manera sorpresiva los pacientes y el personal dijeron al unísono y a viva voz: «¡FELIZ DÍA DR. HIPOPÓTAMO!!!». Mostrándole sendos presentes como por ejemplo una rica comida llamada carapulcra «manchapecho», una rica torta con diferentes frutas en su interior y vasitos innumerables llenos de jugo de maracuyá. «¡Grrr!! ¡Grrr!!!» No cesaba de expresar con júbilo de glotón. ¡Grrr!, grrr!, expresaba con mucha gratitud. El Dr. Hipopótamo se sentía en el paraíso.
- 05 de octubre, 2019
